Un atisbo al pasado desde el jardín del presente
Entrevista a Dante Octavio Hernández Guzmán
Por: Nati Rigonni
Diciembre. Es la mañana en Orizaba, el cielo está despejado, el sol todo lo ilumina pero el viento es gélido. Llego al Archivo Municipal de Orizaba (AMO), una vez que entro al edificio el viento se siente todavía más frío; es temprano, aproximadamente una hora antes de la cita. El personal es atento. Llena de asombro recorro las cinco pequeñas salas del Museo, atisbo al pasado de la región y sus pobladores, es también mi pasado. Ahí dentro el tiempo parece trascurrir de un modo más amable. Una joven (del personal) me acompaña y me comparte sus saberes. La puerta de una de las salas está abierta, desde ahí se puede ver un jardín… Me asomo, lo observo, es el mismo patio que conocí hace años, pero ahora luce más amplio, el sol da de lleno sobre las flores, la fuente de piedra sigue en el centro; entre el corredor y el patio se crean contrastes de luz y sombra.
Mapas, fotos, libros con magníficas ilustraciones, periódicos antiguos, fotografías de ex libris y marcas de fuego; ropa, sombreros de copa, relojes de bolsillo…Termino mi recorrido. Es la hora. Dante Octavio Hernández Guzmán, director de este lugar maravilloso, me recibe en su oficina para la entrevista. Es un sitio tranquilo, ordenado y bien iluminado, en las paredes hay fotografías de Orizaba, es una linda oficina; sin embargo, atendiendo a la voz de una especie de “Alicia” interior, le sugiero que mejor vayamos al patio a disfrutar de ese jardín.
Dante Octavio Hernández me cuenta que cuando entró a la dirección del AMO, habían más de veinte personas laborando ahí, ahora el número del personal se redujo a trece –incluyendo al personal de servicio, aclara-, pero todos están capacitados para dar una plática sobre el museo. Lo cual he comprobado con la joven.
Me cuenta que durante los seis años que lleva al frente, el trabajo se ha dividido en varias secciones: por un lado el trabajo administrativo, por otro lado el trabajo de catalogación, de análisis documental, ver las series con las que cuenta el acervo: “Cuando llegué aquí le llamaban Archivo Histórico, mal llamado ‘Archivo Histórico’, porque el acervo comprende otras cosas que hace que tengamos que dividir los diferentes tipos de fondos que manejamos.”
“El fondo histórico, que es el documental –se le llama así a toda la documentación que se ha ido ejerciendo y produciendo a través el gobierno municipal-, y también al anterior a que fuera ayuntamiento –es decir anterior a 1765-, la documentación que fue desarrollada por los administradores de la corona, por ello tenemos la documentación más antigua que data de 1594. Contenemos aproximadamente más de 250,000 expedientes, y si hablamos de fojas, serían aproximadamente tres millones y medio de hojas.”
Me dijo que el archivo histórico lo tienen bien catalogado, desde 1594 hasta 1960, y asegura que está digitalizado el tipo de información que se tiene: “Recordarás que antiguamente –cuando veníamos a investigar- tardaban de quince a veinte días ¡hasta un mes!, para encontrarnos un documento, ahora llegas y documentos de las fechas antes mencionadas los encontramos en dos o tres minutos, si existen…”
Luego agregó: “Y documentos posteriores, de 1961 a 1996, tardamos cuando mucho tres días para localizarlos. Hemos logrado activarnos, hemos hecho un trabajo muy minucioso en cuanto a catalogar y definir qué es un documento histórico y qué no lo es, por eso hemos tenido que asumir una actitud de analistas y depuradores. Dicha depuración la hemos hecho a lo largo de estos seis años con el aval del Cabildo Municipal; nosotros hacemos una depuración y se le presenta a un Consejo de Depuración, que está formado por los regidores, por representantes del ayuntamiento, por el jurídico, etc.”
“Ellos analizan lo qué estamos depurando y deciden si se queda o se va. A lo largo de este periodo hemos logrado hacer cuatro depuraciones, y eso nos ha ayudado porque hemos eliminado documentación que no tenía ningún objeto; por ejemplo, telegramas de felicitación de un presidente por su cumpleaños, memorandum interno, citas para juntas, papeles que se van quedando ahí guardados, y que nos eran enviados sin saber que no servían.”
Uno de los logros es la redacción de un “Manual de procedimientos”, para que la gente sepa qué entregar y cómo entregar los documentos: “Sin ligas, sin broches, sin clips –explica-, porque incluso encontramos documentos sujetos con alfileres, y eso es un riesgo para los trabajadores y para el documento, porque los alfileres se oxidan. Hemos avanzado en cuanto a la sistematización.”
“Les hemos indicado a través de este manual qué documentos nos tiene que enviar y qué documentos no, y con ello logramos que se haga una predepuración a la hora que el departamento va a hacer una entrega al Archivo de Concentración, que es el que guarda toda la documentación de los últimos diez años. Esa documentación no se puede tocar, más que por la autoridad que la generó, porque es un archivo vivo. Por ejemplo Obras Públicas nos manda a pedir documentos de hace cuatro o cinco años, entonces los particulares no pueden hacer uso de esa documentación. Pero a partir de once años hacia atrás ya se puede prestar.”
Museo de sitio
Dante Octavio explicó que el objetivo de hacer el museo de sitio de la ciudad es dar una enseñanza didáctica a jóvenes y niños, que son quienes más les interesa que lo visiten, para que tengan una idea de cómo fue desarrollándose la población. “Nosotros somos una población creada al paso. No tenemos una fundación. Orizaba se crea por la venida de los españoles que encuentran que este es un lugar exuberante. Y más viniendo de tierra caliente, ellos venían huyendo de todas las enfermedades que se proliferaron mucho en esa época en Veracruz, en lo que ellos le llamaban La Antigua.”
Luego añadió: “Al llegar acá, empiezan los primeros asentamientos, se dan cuenta que les sirve tener un lugar como este para el reposo, para recuperarse de enfermedades y para poder subir la montaña. Imagínate en esa época, para poder subir las cumbres de Acultzingo, tenía que ser en época seca, porque subían con caballos o a pie. Recodemos que todo lo que fue ganado caballar y vacuno, ellos lo trajeron.”
Eso es la razón de que la primera sea una sala de mapas, para que los visitantes se den una idea de cómo fue y cómo se fue desarrollando la región. “El primer plano oficial topográfico (que hicieron en 1810), todavía lo hizo el ejercito virreinal, si te fijas, su demarcación es igual a la que hizo el INEGI en 2004, Orizaba no ha variado; en 200 años la ciudad se ha mantenido, en ese sentido, estática porque se le ahorcó geográficamente, se crearon muchos municipios en torno.”
Personajes ilustres
Buen conversador, Dante Octavio continuó explicando: “La sala dos está dedicada a algunos personajes, y digo algunos porque Orizaba ha dado, y sigue dando, muchísimos hombres y mujeres ilustres. De tal manera que tuvimos que definir que tendría que tratarse de personas ya fallecidas, por una simple razón: los egos. Nos ha tocado gente que ha venido y nos ha preguntado ¿Por qué no está mi tío, o mi abuelo?”
“Hubo una convocatoria conjuntamente con el Instituto Mora, pero no tuvo éxito. Sólo dos personas nos trajeron fotografías: una nos trajo ciento y pico de fotografías de su familia, de las cuales sólo dos o tres nos servían, y otra persona nos trajo dos fotografías del ferrocarril. Todavía tenemos algunas fotografías para poder cambiar en un determinado momento el contenido de la sala. Como pudiste observar, en la oficina que tengo actualmente, tengo expuestas algunas de esas fotografías.”
Agilidad visual
“En la sala audiovisual, hay muchas vistas antiguas de lo que fue Orizaba, pero lo más relevante es un video de cinco minutos y medio, que se hizo ex profeso; la razón es que se buscó un discurso ágil visualmente hablando, pensando en los niños y jóvenes que nos visitan. Es un video que a la gente adulta le molesta, nos han llegado a comentar que debiera ser más detallado, más explicativo; pero en este caso nos interesa mucho cautivar al público más joven.”
Libros, ex libris, marcas de fuego
La cuarta sala presenta un tema que fue ampliamente investigado por el escritor, historiador y académico Ernesto de la Torre Villar, “el gran bibliófilo de México”. En esta sala se exhiben libros antiguos en idiomas diversos, con ilustraciones extraordinarias, fotografías de ex libris y marcas de fuego, periódicos antiguos (ya encuadernados y en buenas condiciones).
“Respecto a la sala cuatro, estoy preparando un cambio, si es que sigo aquí… Como tú sabes tenemos libros antiguos, un archivo regenerado que nos pudieron rescatar; pero el edificio es muy húmedo y no tenemos un sistema que nos dé un clima y una temperatura interna estable, entonces tenemos que quitar esos libros para limpiarlos, para darles mantenimiento. Y mientras esto se hace, queremos montar otra exposición. Estamos trabajando en la preparación de unas maquetas que serían exhibidas en el mes de enero de 2011, a cambio de esos libros. La temática es colonial.” Adelantó.
Clemencia Isaura y la participación de la mujer en el sector laboral.
La última sala contiene artículos usados por orizabeños, objetos que representan el ser y el sentir de los habitantes de la región hace más de cien años. “Es la que más me gusta –comenta con una sonrisa-. Tenemos una máquina de escribir de 1905, planchas de fierro, ropa que le pertenecía a Doña Clemencia Isaura. Siempre he dicho que la mujer de Orizaba era muy costumbrista, muy conservadora; si observas las fotografías, las mujeres usan ropaje con tonos oscuros.”
“La población de clase media y alta, era muy reducida, lo que imperaba era la población indígena. Un 60 %. El cambio empezó a darse a partir de que vinieron a fundar y trabajar en las fábricas de toda la región (Mendoza, Río Blanco, Nogales, y aquí en Orizaba), llegaron personas que venían de Puebla, Tlaxcala, de San Luis Potosí. Gente del campo se trasladó a la ciudad y se hicieron obreros.”
Explicó que Orizaba se caracterizó porque había muchas obreras. “La gente piensa que la mujer no tenía participación en el trabajo, pero aquí se demuestra que la mujer tenía participación, incluso vino un investigador norteamericano que hizo un estudio en la región y en todo el estado de Veracruz, sobre el divorcio de la mujer debido a la emancipación por el trabajo a principios del siglo XX. La investigación se centra en esta región por la cantidad de fábricas que había en comparación con el resto del estado, recordemos que en las tabacaleras sólo trabajaban mujeres, tenemos por ahí una fotografía que muestra una sección en donde sólo podían entrar mujeres a trabajar.”
“Es mentira que la mujer no estaba incorporada al sector laboral –dijo-. También el niño estaba incorporado, ocurre que estaban catalogados como seres inferiores con relación al hombre. La discriminación era muy marcada, todavía no se desarrollaba el feminismo. En la última sala tenemos un óleo de Doña Francisca Ruvira, porque consideramos que es la primera mujer feminista orizabeña, fue la primera que se atrevió a escribir en un periódico, en revistas… Había varias a quienes les gustaba la poesía, pero la practicaban a escondidas; ella por eso se puso el pseudónimo de Clemencia Isaura.”
Respecto al cambio administrativo municipal, dijo: “Cuando llegamos a un lugar debemos estar preparados para irnos en cualquier momento, irnos físicamente o simplemente separarnos del lugar. Ya se verá, por lo pronto seguimos trabajando, seguimos compartiendo con nuestros visitantes. Todos los trabajadores del AMO están calificados para dar una visita guiada.”
Con respecto a este espacio y su relación con la ciudadanía, dijo que lo que se quisiera lograr es una continuidad en lo referente a la memoria de la ciudad. “Si la gente no sabe nada respecto a su origen, no tendrá raíces. Lo que empezó a pasar con la gente que se fue a vivir a Estados Unidos.”
Dijo que según el registro la principal consulta es hemerográfica. “Aquí vienen muchos niños a consultar y tratamos de orientarlos, porque muchas veces las investigaciones que les encargan sus maestros son incongruentes, complicadas para primaria o secundaria, incluso para los especialistas, hay poca documentación. Por ejemplo, le dicen a un niño de cuarto de primaria: ‘Investiga los orígenes de la Iglesia del Carmen.’ Y eso sólo se encuentra en textos antiguos, y estos además son escasos. Entonces se vuelve complicadísimo para un niño. Pero si vienen, pueden investigar y contar con nuestro apoyo, y además la búsqueda ya es muy rápida, sólo hay que seguir el reglamento del archivo.”
“Si vienen a consultar de 1910 al 2000, lo que necesiten se los prestamos, pero si quieren consultar de 1910 hacia atrás, ya sea del archivo histórico o de la biblioteca, deben traer un oficio del lugar de donde proceden, para tener un amparo y saber a quien recurrir en caso de que se le cause un daño al documento.” Precisó.
“En segundo lugar es necesario saber para qué. Les pedimos además que usen cubre bocas y guantes, para protección personal y protección del documento. Y si son investigadores serios, que usualmente vienen de fuera, les pedimos que nos manden una síntesis de su investigación. Y parece mentira, pero son los extranjeros los que nos han enviado una copia de los resultados de sus investigaciones. Mexicanos, te puedo nombrar únicamente tres que nos han dado la información: el Dr. Gerardo Galindo, el Mtro. Ayala y el Mtro. Bernardo García Díaz. Estas investigaciones sirven para documentar otras investigaciones. En lo que sí somos muy estrictos es en todo lo relativo a los derechos de autor.”
Abriendo puertas
“A través de los años uno va aprendiendo a tocar puertas –dice y nos comparte uno de sus triunfos como gestor-. Logré llegar a una asociación de Apoyos al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (ADABI de México A. C.), y ellos nos dieron ayuda tanto económica, como material y personal capacitado para poder implementar la catalogación del archivo. Si te acuerdas que el archivo estuvo amontonado, por años… Yo le di a la asociación dos cursos, y conseguí que vinieran cinco personas (de Oaxaca, Xalapa y de la Ciudad de México) para darle cursos a los trabajadores y enseñarles un sistema de catalogación, tanto histórico como bibliográfico; porque déjame decir que tenemos la mejor biblioteca novohispana que hay en todo el estado de Veracruz: tenemos 5549 libros, de 1546 a 1550; la mayoría son de carácter monástico; un 60% vinieron durante la colonia, otros se empezaron a imprimir aquí a partir de 1539.”
En aquel entonces el tiraje era muy reducido, de quince, veinte o treinta libros. No se hacían en serie. La mayoría de libros que se tienen en el AMO son europeos, se tienen catalogados en once idiomas. Un acervo enorme. “Necesitábamos un lingüista. Y fue gracias a la Mtra. Elvia Carreño –quien es una de las principales lingüistas de la República, y quien es catedrático de la UNAM, especialista en archivos parroquiales por su manejo del latín, entre otras cosas-, que se logró la catalogación. Ella nos ayudó. La catalogación se terminó después de cinco años de trabajo. Se concluyó en marzo.”
“La suma entre el material, el pago al personal y a los becarios, fue de millón y medio de pesos, y conseguimos otro millón de pesos para la restauración del edificio; el Ayuntamiento Municipal puso el resto. Valió la pena, porque el edificio estaba en ruinas, había goteras por todas partes, la mayor parte de la madera estaba apolillada… Todavía falta, no alcanzó el presupuesto para todo, pero se redujo un 80% la polilla y las goteras se acabaron. –Dijo con satisfacción-. Eso se lo debemos al apoyo de esta asociación que dirigen la Dra. Stella María González Cicero y la presidente es la Dra. María Isabel Grañén Porrúa.
La idea es seguir tocando puertas. Al final de la entrevista, Dante Octavio extendió una invitación: “¡Vengan al archivo! Visítenlo, no nada más para consultarlo, vengan al museo, admiren el jardín. Tenemos la ventaja de que abrimos toda la semana.”
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